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Título: Todas las malditas veces que la tuve debajo de mí - Libro autoconclusivo
Autor: Cristina Prada
Editorial: Zafiro Ebooks
Páginas: 440 - versión Kindle
Año: 2018
Tras lo mucho que me gustó Todos los
carteles de neón brillaban por ti (podéis leer la reseña aquí) quise leer más
de Cristina Prada y me decidí por Todas las malditas veces que la tuve debajo
de mí porque es un libro autoconclusivo, no demasiado largo y lleno de música. <<¡Perfecto
para relajarme en vacaciones!>>, pensé.
Narrado en primera persona del
presente, en esta ocasión, Cristina nos lleva de vuelta a la adolescencia de la
mano de Ava y el grupo de pop No Regrets.
Debido al bache sentimental que
atraviesa Ava después de que su novio la plantara a dos días de casarse y la
echara de casa, su mejor amiga, Emmet, intenta animarla llevándola al concierto
que el grupo de música que adoraban de adolescentes dan en París. Además, ha
conseguido unos pases falsos al backstage para que pueda conocerlos. Y a partir
de ahí… todo se empieza a liar.
Ava se hace amiga de Frankie, la
novia de uno de los integrantes del grupo y ex de otro. Gracias a ella, entra a
formar parte de la vida de Connor, Oliver, William y Tyler. Tanto, que hasta
pasa sus vacaciones en su estudio de Londres mientras graban su próximo álbum a
pesar de que ella vive en esa misma ciudad.
Dentro de lo rocambolesco de la
situación (sinceramente, no sé si yo me cogería tres semanas de vacaciones para
estar en la misma casa que mi grupo favorito mientras ellos trabajan y yo me
entretengo sola en la misma ciudad donde vivo), la convivencia hace que pueda
conocer a esos cuatro hombres que tanto ha idolatrado y descubrir que son muy
diferentes entre sí y, a la vez, tan inseparables.
Sin embargo, las situaciones
rocambolescas se suceden unas a otras a lo largo de la trama. Me ha parecido
muy poco verosímil, la verdad. Es cierto que es el sueño de toda adolescente y
que todas nos hemos imaginado situaciones parecidas con nuestros ídolos, pero
Ava ya tiene veintiséis años y no catorce.
La parte en la que Ava está indecisa
entre Tyler y William me ha gustado mucho. Cristina mantiene muy bien el
suspense y cada escena te hace cambiar de opinión respecto a qué chico será el
que se gane su corazón. No obstante, a mí no me ha terminado de enamorar
ninguno de los dos.
Supuestamente, Tyler es un niño
roto, lleno de problemas y dramas interiores, pero… o yo no me he enterado o la
novela no te lo explica más allá de decir que él se metió en la música por
casualidad y echa de menos a su familia y que como se supone que todas las
estrellas de la música la tienen que liar parda allá por donde van, él se
justifica diciendo que todos esperan que se comportarse así. Aunque, realmente,
ese comportamiento no lo he visto más allá de romper un par de cosas tirándolas
contra la pared de su habitación. Me han parecido más rabietas que problemas
reales. Creo que Cristina podría haberle dado un poco más de profundidad al personaje
si realmente hubiésemos visto la raíz de sus problemas o haber desarrollado un
poco más esas crisis. Cosa que, por ejemplo, podemos apreciar mejor con Connor,
Frankie y Oliver y la delicada situación entre los tres.
Tampoco me ha gustado la trama con
William. Ava dice que él la ha hecho daño, pero… no sé, es que ya son
mayorcitos. Sí, te ha besado, Ava. Sí, luego te ha dicho que ha sido un error y
que se arrepiente, pero… ¿tanto daño te puede hacer eso cuando no estáis
saliendo? Apenas os estáis empezando a conocer y no tenéis nada serio. No sé,
llamadme insensible, pero creo que Ava no tiene tanto por lo que quejarse o
sentirse ofendida. Claro que igual es porque yo me puse de parte de Ross en
Friends con todo eso de que se estaban tomando un descanso.
Cosas que me han sorprendido de la
novela han sido el giro dramático de los acontecimientos con Frankie y su plan
(no os cuento más para no spoilear) y el diario del padre de Ava. ¿Os ha
parecido realmente necesario? Creo que es meter drama por meter. En fin, ya
bastante drama tiene Frankie en su vida como para andar metiéndose en la de los
demás.
Las escenas del paseo por Londres y
del día en Brighton me han encantado, la verdad. No os desvelaré con quién va
Ava (¿será William?, ¿será Tyler?), pero es muy bonito. Todo. El día que pasan
haciendo turismo por la ciudad, la playa, todo lo que ocurre en el hostal. La
confianza, el amor, la intimidad que hay entre ellos. Quizá me ha gustado tanto
porque sí me ha parecido algo real.
En resumen, Todas las malditas veces
que la tuve debajo de mí no me ha terminado de encantar. No está mal, es una
lectura ligera y que entretiene. En muchas ocasiones me ha hecho rememorar mi
adolescencia y acordarme de todos los posters que decoraban mi habitación (y
preguntarme qué narices le vería yo a Nick Carter en aquellos tiempos para
fantasear tanto con él) y eso es muy bonito. Sin embargo, los personajes no han
terminado de enamorarme.
De todas formas, probaré con alguna otra historia de la autora porque me gusta mucho su manera de narrar. ¿Cuál me recomendáis?
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